Dolor de cadera

dolor de cadera

Las articulaciones de la cadera humana están sometidas a una enorme tensión. Caminar, levantar y transportar objetos pesados, saltar, correr, agacharse, otros ejercicios físicos e incluso el exceso de peso ejercen presión sobre el sistema musculoesquelético. El dolor en la articulación de la cadera reduce su funcionalidad, interfiere con el libre movimiento y causa sufrimiento al paciente no solo durante el movimiento, sino también en reposo. Es muy importante no ignorar el dolor y ante los primeros síntomas de malestar, buscar inmediatamente la ayuda de médicos calificados. Ortopedistas, traumatólogos, cirujanos, neurólogos y muchos otros especialistas evalúan conjuntamente los síntomas, buscan las causas y tratan el dolor en la articulación de la cadera.

causas del dolor

Existe una gran cantidad de enfermedades y condiciones patológicas que pueden ir acompañadas de dolor. El dolor en la articulación de la cadera del lado izquierdo o derecho puede ser causado por lesiones, patologías inflamatorias e infecciosas, diversos procesos degenerativos, problemas con el suministro de minerales útiles al tejido óseo, etc.

Las lesiones de los tejidos blandos y las estructuras osteoarticulares de la zona de la cadera son la causa más común de malestar. Éstas incluyen:

  • moretones;
  • heridas penetrantes;
  • fractura del cuello femoral;
  • dislocación de cadera;
  • Fracturas del acetábulo y de la parte superior del fémur (las llamadas fracturas pertrocantéreas).

De las causas traumáticas, el daño al aparato ligamentoso (esguince, desgarro, rotura) es menos común. En la mayoría de los casos, son causadas por lesiones graves que el paciente sufrió como resultado de un accidente, una exposición prolongada a los escombros o debido a la realización de acrobacias extremas.

Las enfermedades infecciosas, inflamatorias y degenerativas que pueden provocar dolor en la articulación de la cadera incluyen:

  • diversas formas de artritis (infecciosa, aséptica, reumatoide);
  • panartritis – inflamación purulenta total de la articulación de la cadera;
  • osteomielitis;
  • tuberculosis de la articulación de la cadera;
  • coxartrosis y otros tipos de artrosis;
  • bursitis;
  • necrosis aséptica de la cabeza femoral, incluida la enfermedad de Perthes;
  • condromatosis;
  • trocanteritis.

Otros factores patológicos incluyen:

  • anomalías congénitas del desarrollo de la articulación de la cadera (displasia, dislocación congénita de la cadera, acortamiento de las extremidades);
  • diversas neoplasias de naturaleza maligna y benigna;
  • neuropatía del nervio ciático;
  • osteocondrosis, escoliosis, hernia intervertebral y otras enfermedades de la columna.

El dolor en la articulación de la cadera al caminar o acostarse puede indicar una tensión excesiva en el sistema musculoesquelético. Pueden producirse molestias después del entrenamiento de fuerza, cargar objetos pesados o caminar o estar de pie durante mucho tiempo. El grupo de riesgo incluye deportistas, aficionados a los deportes extremos, cargadores, profesores, conferenciantes, vendedores, mensajeros, etc.

Otras causas de dolor intenso en la articulación de la cadera al caminar y en reposo pueden ser:

  • exceso de peso, que aumenta considerablemente la presión sobre las articulaciones;
  • trastornos de la postura;
  • uso irracional de ciertos medicamentos;
  • diabetes;
  • trastornos neuropsiquiátricos.

El mayor número de pacientes con dolor de diversa intensidad en esta zona son personas mayores de 50 años. Esto se explica por los cambios relacionados con la edad en los tejidos periarticulares y en la propia articulación. Se ha observado que las mujeres sufren de dolor con más frecuencia que los hombres.

Tipos y síntomas de dolor de cadera

La manifestación principal son sensaciones desagradables en la zona de la articulación de varios tipos: agudas, pulsantes, dolorosas, sordas, cortantes, etc. La localización e intensidad del síndrome de dolor dependen de la enfermedad inicial y de las características de salud del paciente (presencia de patologías concomitantes, exceso de peso, factores de riesgo). A menudo, el síndrome de dolor se propaga a las estructuras circundantes y se irradia a las extremidades, el área del sacro y el cóccix y la zona lumbar.

Los síntomas que pueden acompañar al dolor de cadera incluyen:

  • hinchazón del tejido en el área de la articulación;
  • crujidos, chasquidos y otros sonidos al moverse;
  • movilidad limitada;
  • entumecimiento, disminución de la sensibilidad en la pierna;
  • sensación de calor, pulsaciones en el área dañada;
  • cojera, arrastre de la pierna;
  • acortamiento de la extremidad;
  • hematomas;
  • temperatura corporal elevada.

El dolor en la articulación de la cadera, que se irradia a la zona lumbar, la pierna, la ingle y el área sacra, puede indicar espondilitis anquilosante. Esta enfermedad también se acompaña de rigidez de movimientos, molestias en la rodilla y "lumbago" periódico. El dolor simétrico en el área de la cadera, combinado con conjuntivitis y daño al sistema genitourinario, puede ser un signo del síndrome de Reiter.

El cuadro clínico está determinado por la enfermedad o lesión primaria. En casos leves, el paciente tiene movimientos limitados, pero permanece la capacidad de sostener la pierna. En caso de hematomas graves, fracturas, dislocaciones y formas graves de enfermedades infecciosas e inflamatorias, el apoyo de la pierna afectada es imposible; el paciente sólo puede moverse con la ayuda de un punto auxiliar o no puede caminar en absoluto.

Diagnóstico

Para establecer la causa exacta del dolor, otros síntomas de la enfermedad/lesión primaria y seleccionar un régimen de tratamiento eficaz, se lleva a cabo un examen completo.

En primer lugar se realiza un examen físico. El médico evalúa los signos externos de patología, palpa el área de la articulación, hace preguntas detalladas sobre la naturaleza de las quejas, el momento y las circunstancias de su aparición, etc. El especialista también necesita conocer intervenciones quirúrgicas y lesiones previas, patologías crónicas existentes (incluidas las que no están directamente relacionadas con el sistema musculoesquelético), estilo de vida, etc.

Un examen objetivo integral incluye:

  • examen de ultrasonido de la articulación de la cadera (ultrasonido);
  • radiografía de pelvis en dos proyecciones;
  • resonancia magnética o tomografía computarizada (según indicaciones);
  • punción articular;
  • artroscopia diagnóstica;
  • pruebas de laboratorio (análisis clínicos generales de sangre y orina, bioquímica, análisis de factor reumatoide, marcadores tumorales, etc. ).

La lista exacta de procedimientos la determina el médico en función del historial médico, las características del estado actual del paciente y el diagnóstico esperado.

Tratamiento del dolor de cadera

Las tácticas de atención médica dependen de la causa del dolor. En caso de esguinces y contusiones, se inmoviliza la articulación, se prescriben analgésicos al paciente y se le impone reposo estricto en cama. En caso de dislocación, se realinea la articulación y luego se fija la extremidad en una posición estacionaria. Para las fracturas, está indicado la tracción esquelética, la inmovilización con yeso o el uso de estructuras especiales.

Para el dolor de cadera causado por causas inflamatorias o infecciosas, el tratamiento puede incluir:

  • medicamentos antibacterianos;
  • medicamentos antiinflamatorios;
  • hormonas corticosteroides;
  • analgésicos;
  • condroprotectores;
  • citostáticos;
  • ungüentos, cremas y otros agentes tópicos que estimulan el flujo sanguíneo;
  • complejos vitamínicos;
  • sustitutos del líquido sinovial.

Se requiere que el paciente reciba un complejo de fisioterapia, fisioterapia y masajes necesarios para restaurar la actividad motora, normalizar la nutrición de las articulaciones y eliminar los signos de inflamación. Esto puede incluir:

  • masaje;
  • frecuencia ultraelevada;
  • terapia con láser;
  • electrofonoforesis;
  • terapia magnética;
  • terapia de ondas de choque;
  • hidroterapia y natación.

Se corrige el estilo de vida del paciente: prevención de la obesidad, normalización de la actividad física, limitación de cargas de fuerza, etc.

Si el tratamiento conservador no tiene el efecto deseado o la enfermedad primaria se trata únicamente quirúrgicamente, se prescribe una intervención quirúrgica. Se realiza mediante abordaje abierto o mediante técnica artroscópica. Como parte del tratamiento quirúrgico de las enfermedades que provocan dolor en la articulación de la cadera, se puede realizar lo siguiente:

  • reducción de dislocaciones;
  • reconstrucción de estructuras articulares individuales;
  • endoprótesis;
  • extirpación de tumores;
  • fijación fija de la articulación (artrodesis);
  • artroplastia.

Estos y otros métodos de tratamiento quirúrgico se seleccionan de acuerdo con el diagnóstico y las características del estado actual del paciente. Después del tratamiento quirúrgico, el paciente se somete a un curso de rehabilitación.

Complicaciones

No se puede ignorar el dolor en la articulación de la cadera. Incluso las molestias menores y temporales pueden provocar el desarrollo de enfermedades graves en el futuro. En casos complejos, las consecuencias pueden ser irreversibles.

Las posibles complicaciones incluyen:

  • deformidad de las extremidades;
  • cojera;
  • transición del dolor a una forma crónica (en este caso, están presentes casi constantemente);
  • infracción de cuerpos intraarticulares;
  • trombosis venosa profunda;
  • osificación heterotópica (formación de placas óseas en tejidos blandos);
  • artrosis;
  • contracturas: movilidad articular deteriorada;
  • necrosis;
  • fracturas patológicas.

Sin tratamiento, las patologías pueden provocar un deterioro persistente de la movilidad, la incapacidad de vivir una vida plena e incluso cuidar de uno mismo y discapacidad. Con procesos purulentos extensos en el área de la articulación de la cadera, en ausencia de tratamiento, se puede desarrollar un shock infeccioso-tóxico o sepsis, que pueden ser fatales.

Prevención

En primer lugar, los expertos recomiendan llevar un estilo de vida saludable:

  • muévase más, pero no sobrecargue el cuerpo con entrenamiento excesivo;
  • controlar el peso corporal para prevenir la obesidad;
  • llevar una dieta nutritiva y variada (la nutrición debe ser equilibrada en términos de macro y micronutrientes básicos, así como del contenido calórico total);
  • No utilice medicamentos sistémicos sin receta médica.

Para las personas que, por sus actividades profesionales, se ven obligadas a pasar mucho tiempo de pie, es recomendable descansar periódicamente el cuerpo y someterse a exámenes preventivos por parte de un ortopedista-traumatólogo al menos una vez al año.

Los pacientes con enfermedades del sistema musculoesquelético deben estar bajo observación del dispensario, seguir estrictamente las instrucciones médicas y controlar su condición.

Para prevenir lesiones en la articulación de la cadera, se recomienda evitar los deportes extremos, usar equipo de protección al hacer ejercicio y no realizar ejercicios complejos sin las habilidades y el entrenamiento físico necesarios.

Es aconsejable que las personas mayores se muevan con mucho cuidado en condiciones de hielo y no salgan a la calle a menos que sea absolutamente necesario.

Tratamiento del dolor de cadera en una clínica profesional.

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